Música para animales
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Las implicaciones prácticas son importantes, por ejemplo, se abre la posibilidad de mejorar la calidad de vida de los perros en estos establecimientos. En este concepto se basa la Universidad Queen's de Belfast. Sus estudios se dirigen a mejorar el bienestar de los animales. De nuevo la música clásica se perfiló como la favorita para inducir a la tranquilidad a los perros, pero también a los orangutanes y a los elefantes. También se descubrió que el jazz era particularmente efectivo con los gatos. Basándose en estos estudios, el músico Félix Pando adaptó conocidas obras clásicas, introduciendo sonidos con frecuencias que perros y gatos encuentran relajantes, junto con sonidos naturales, como el canto de los pájaros, con interesantes resultados (aunque mi gato prefiere a David Bowie para relajarse).
Otro aspecto práctico que los científicos han investigado está relacionado con las vacas y su producción de leche. La Universidad de Leiscester, en un estudio dirigido por los psicólogos Adrian North y Liam MacKenzie, descubrieron que las vacas aumentaban su producción de leche en cinco litros al día si escuchaban la Sinfonía Pastoral de Beethoven y otros clásicos, como Mozart (no me extraña, con la Pastoral hasta yo mismo produzco más leche). Llegaron a la conclusión que el patrón determinante era un ritmo de 100 a 120 beats por minuto, si bien no es una regla absoluta, ya que Bridge over troubled water, de Simon and Garfunkel, es un tema lento que produce el mismo resultado. Y en algunos países, como Chile, relajan a las cerdas gestantes con valses de Johann Strauss, después de un estudio realizado por la Universidad Mayor de Santiago de Chile. En definitiva, la música clásica ayuda a los animales porque les relaja.
Sin embargo, el psicólogo Charles Snowdon, de la Universidad de Wisconsin, con ayuda del compositor David Teie, dio un paso más y se propuso analizar qué componentes y características debería tener la música creada específicamente para los animales, sin limitarse a poner un disco de la Deustche Grammophon. Según su investigación, cada especie animal debe tener su propia música, ya que los animales escuchan diferentes frecuencias, y por tanto cada frecuencia debe estar presente en la música de la especie de que se trate. Por ejemplo, y de acuerdo con sus estudios, los gatos prefieren música escrita especialmente para ellos a la música humana, y será muy apreciada si contiene sonidos cuyas notas sean dos octavas más altas que la frecuencia media de una voz humana (335 Hz.), y una octava más alta que la frecuencia media de una voz gatuna, en piezas musicales que tengan una frecuencia promedio de 1,34 Khz. David Teie compuso algunos hits entre la audiencia gatuna, podéis escuchar muestras aquí.
David Teie - Music for Cats
Qué curioso, jajaja. Eso sí, tu gato tiene buen gusto ;)
ResponderEliminarSi... con los primeros discos de Bowie se queda frito... jajaja
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