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Shostakóvich: Concierto para piano Nº 2 (Andante)

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Mi vida es tan triste como la de alguien ante quien se amontona una pila de cadaveres". ¡Ole, qué salero! Dimitri Shostakovich (1906-1975), genio y figura, acusado y perseguido por las ideologías oficiales; adorado por su indomable vanguardismo, era sin duda un bicho raro: exageradamente cortés en el trato, maniático de la limpieza y sincronizador de relojes; obsesionado con la eficiencia del servicio de correos ruso, solía mandarse cartas a sí mismo para verificar cuidadosamente los plazos de entrega. Miope perfecto y excelente árbitro de fútbol. Una personalidad extraña que durante toda su vida mantuvo un halo de amargura en sus actos y en sus palabras. Ello no le impidió ser un referente en la música del siglo XX, a través de sinfonías, conciertos, música de cámara, ballets, bandas sonoras de películas... En 1.957 compuso su Concierto para piano, Nº 2 , en Fa mayor, dedicado a su hijo Maxim. Una de mis piezas favoritas de todos los tiempos es su famoso Andante . Aquí corre a c

Alexander Glazunow: Sinfonía Nº2 (Andante)

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Hace ya un tiempo, deambulando por los pasillos de una conocida tienda de discos en Madrid, encontré una recopilación de adagios y andantes : no conocía ninguno de los compositores, así que me llevé el disco a casa. Ya en el sofá, abro un libro y pongo el CD. La música, agradable, sirve de ambiente mientras leo; comienza la pista 5, y tras unos breves compases de cuerdas suena una melodía para clarinete asombrosamente inspirada. Cierro el libro, levanto la mirada y pienso "¡¡... Dios!!" Cojo el disco para saber quién es el compositor: Alexander Glazunow. Pues no me suena. Continúo escuchando... ¡y la pieza es cada vez más y más bonita! Cuando parece que la música ya ha llegado al punto culminante de la inspiración y que a partir de ahí descenderá... ¡No! ¡Sigue subiendo! ¡Toma ya! Bueno, así es como yo lo veo. Alexander Glazunow (1865-1936) no es tan conocido como su mentor, Rimski-Korsakow, o dos de sus amigos, Shostakovich y Prokofiev. Y eso que de niño ya era un prodigio

Arnold Schönberg: Noche Transfigurada IV

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Quietos! ¡No os movais...! Sí, ya sé que Schönberg y el dodecafonismo pueden crear migrañas y ataques de pánico, pero en esta ocasión quiero detenerme en una obra muy especial, una pieza de asombrosa belleza; música hermosa y profunda, escrita por Arnold Schönberg apenas conocer a su futura mujer. Está basada en un poema de Richard Dehmel: una pareja pasea a la luz de la luna por un bosque. Ella le confiesa que le ha sido infiel y espera un bebé de otro hombre, empujada por los deseos de ser madre. El marido, lejos de ponerla a caer de un burro, la comprende, la alaba, y respeta sus instintos... Schönberg estrenó la obra en Viena, en el año 1.902, y le llovieron las críticas básicamente por haber utilizado un acorde que estaba estrictamente prohibido por la armonía de aquella época... ¡qué cosas! Aunque originalmente fue escrita para sexteto de cuerdas, vamos a escuchar aquí un fragmento de la revisión que el propio compositor hizo para orquesta de cuerdas unos años más tarde, a cargo

Claude Debussy: Preludio a la siesta de un fauno

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París, 22 de diciembre de 1.894. Se estrena Preludio a la siesta de un fauno , de Claude Debussy. El público sabe que monsieur Debussy es un artista rebelde e inconformista, y se acomoda en las butacas, expectante. La orquesta, preparada. El director marca el primer compás de nueve octavas con el que se inicia la obra, y la flauta entona una melodía. Diez minutos más tarde, y justo después de escuchar el último compás, el público monta el pollo, exigiendo que la obra sea inmediatamente repetida. Estaban fuera de sí. Una nueva era había comenzado. Les comprendo perfectamente; si yo estoy allí, y no la vuelven a interpretar, agarro la butaca y me lío a hostias con quien sea. Monsieur Debussy lo había conseguido. Después de años de incansable búsqueda de nuevas sonoridades, de esforzarse por hallar una nueva estética, los diez minutos del Preludio marcan el inicio del modernismo. Sin esta obra, no puede entenderse todo lo que vendría después. La revolución fue tan profunda como importan