¿Se muere la Música?

No hace mucho se publicó un interesante estudio del Centro Superior de Investigaciones Científicas que defiende la idea de que las canciones publicadas en los últimos cincuenta años se parecen cada vez más, esto es, que se observa un empobrecimiento progresivo de los recursos artísticos en la música, que da lugar, en principio, a que todas las canciones que escuchamos en la radio o en las tiendas de discos sean cada vez más homogéneas, y a que la sensación de que "esto ya lo he escuchado antes" sea cada vez más recurrente. Sin embargo, y a pesar de que el tema no carece de polémica, creo que esta cuestión ha pasado de largo sin suscitar un debate que tal vez necesitemos. A continuación, os propongo que veamos el clip, corto pero esclarecedor (este es el enlace original de RTVE).





En este breve reportaje se enumeran unas cuestiones muy interesantes que trataremos después. Pero en primer lugar debemos detenernos en unas consideraciones básicas. Brevemente diremos que la Música está regida, en su nivel más primordial, por las Matemáticas y la Física. Es un sistema matemático, pues asigna un valor fijo a cada nota musical en relación al compás en que está expresada la música y también depende de la Física, pues las notas musicales son ondas que vibran a una determinada frecuencia, y así, nuestros oídos entrenados culturalmente distinguen unas notas de otras, si es que vibran a la frecuencia correcta. Todo este complejo sistema ofrece un número enorme de posibles combinaciones, pero ciertamente no es un número infinito, de ahí que, en definitiva, las probabilidades acabarán por agotarse. La primera pregunta que viene a la cabeza es... ¿estaremos llegando al fin de las combinaciones posibles? Sería lógico cuestionarse esto. Pero antes de buscar la respuesta creo que debemos considerar otras preguntas: ¿De qué música hablamos? ¿A qué canciones se refiere este estudio?

Aunque en el estudio se habla de medio millón de canciones, en el vídeo se citan ejemplos bastante actuales, relativamente. A saber: la Lambada (que, por cierto, era propiedad intelectual de una comunidad de indígenas sudamericanos, de ahí que se declarase el plagio y una indemnización millonaria a favor de la comunidad) y también se cita a otros artistas: Madonna, Mecano, Jennifer López, etc. Absolutamente ninguno de ellos se ha destacado por una rabiosa innovación musical (no, Madonna, tú tampoco), con independencia de su mayor o menor talento. Lo que está claro es que todos los ejemplos citados pertenecen al ámbito de la música comercial por excelencia, la circunscrita a los muy reducidos círculos dirigidos por las multinacionales. Las canciones con las que diariamente nos bombardean, para bien o para mal, a través de la radio, es decir, los 40 Principales. Sin embargo, el estudio afirma haber analizado las armonías de medio millón de canciones, que son muchas canciones, de muchas épocas distintas y muchos estilos...

Entonces... ¿se muere la Música? ¿La clave está en el empobrecimiento progresivo de los aspectos artísticos o estéticos de las canciones en favor de una comercialidad más rígida con las formas musicales, como se plantea el propio investigador del CSIC? Hay algunos factores que apuntan en esta dirección, aunque no terminan de dirimir el debate. Lo que se ha demostrado desde hace ya años es que las multinacionales únicamente apuestan por lo que previamente ya ha tenido éxito con anterioridad. Por el filtro de sus productores o ejecutivos pasan muy pocos artistas, en comparación con épocas pasadas, llenas de explosiones artísticas. Algo similar ha ocurrido con los profesionales que intervienen en la grabación de las canciones: ingenieros de sonido, productores, compositores, arreglistas, intérpretes, etc. etc. El círculo se ha hecho mucho más pequeño. Si sólo se invierte en músicos que hacen algo parecido a lo que ya ha tenido éxito antes, y si utilizamos unos recursos artísticos cada vez más limitados, el resultado es inevitable. Es como emparejar a la misma familia durante generaciones y más generaciones. ¿Qué obtenemos, al final? Ya lo sabeis. Por si fuera poco, ahora se graban los discos con saturación en la onda, esto es, a un volumen mucho más alto del adecuado, con el simple fin de que las canciones suenen más fuertes en los minúsculos altavoces de los portátiles, con lo que la fidelidad del sonido y la calidad de los instrumentos y las voces disminuyen considerablemente en favor del ruido.

No obstante, estas consideraciones no acaban de resolver el problema, como dije antes. El análisis de medio millón de canciones a lo largo de cincuenta años nos puede dar una perspectiva muy amplia de la historia de la música moderna y por ello el asunto es muy complejo. Pero sí es sencillo conectar la radio durante algunos días y anotar los estilos musicales que se escuchan, hablando de radios comerciales, claro. Una casi omnipresente presencia del pop, unas gotas de rock... y apenas nada más. Por supuesto, en cada país hay una música comercial propia, en el idioma autóctono, que tiene su porción de la tarta, pero la porción está sujeta a las mismas exigencias comerciales en todos los países. Y de la música de baile no hablaremos, porque dentro de seis siglos seguiremos con el pom-pom-pom-pom-pom, algo lógico, por otra parte, pero no creo que en el dance esté la respuesta a nuestros problemas.

La oferta es, claramente, mucho más reducida en los últimos tiempos. En 1.970, Carlos Santana publicó "Samba pa' ti", que fue un rutilante éxito, radiado hasta la saciedad en las emisoras comerciales. ¿Os imaginais una balada instrumental en los primeros puestos de ventas en la actualidad? Es difícil de concebir. He citado el primer ejemplo que se me ha venido a la cabeza. Y he citado un ejemplo de los setenta porque fue la época más prolífica en apuestas musicales, había mucha más riqueza de formas, más libertad musical, y las letras de las canciones trataban los más variados temas, que hoy nos parecerían imposibles al escuchar la oferta comercial. ¿Nostalgia? Juzgad vosotros mismos. Pero os animo a que compareis la música actual con la de hace 40 años. Sacad vuestras propias conclusiones, yo pienso que la decadencia es un hecho... aunque la polémica está abierta, y hay opiniones para todos los gustos. Entendámonos: en los setenta se publicaba música con el mismo objetivo que hoy en día: ganar dinero. Pero parece que los ejecutivos de las compañías han perdido la valentía de presentar al público algo nuevo - que implique un riesgo comercial - para conservar sus sacrosantos beneficios. Esto sería legítimo si no fuera porque la calidad y la riqueza de las canciones desciende con el paso del tiempo, a mi entender.

Pero, ¿ya no hay Carlos Santanas? ¿No hay unos nuevos Pink Floyd, o un nuevo Jean Michel Jarre, o unos nuevos Beatles, agazapados en las sombras de la web, esperando pacientemente a revolucionar el panorama musical con nuevas propuestas que ni siquiera somos capaces de imaginar? Tal vez sí.  Lo que está claro es que ahora estos nuevos grupos o artistas lo tienen más difícil que antes. Por ejemplo, la frescura y la innovación de los Beatles sorprendieron a una generación de jóvenes hastiada del du-duá y la música dirigida a los papás. Era algo, fresco, nunca escuchado hasta entonces. El mensaje novedoso llegó en el momento en que la sociedad más lo necesitaba. Y entonces se desencadenó lo inevitable: una explosión de la música popular que lo cambió todo, y que dio lugar a cientos de bandas que después influyeron en más generaciones de músicos. No olvidemos que para cada estilo musical hubo artistas visionarios, rupturistas e influyentes, cada uno en su parcela.

¿Precisa la sociedad actual unos nuevos Beatles? La respuesta es un rotundo "sí". Hace poco, mientras tomabamos unas cervezas cerca de su estudio, mi amigo Alvaro "Highfire" Fernández me puso un claro ejemplo: Muse. Una banda innovadora, fresca, energética, con nuevos mensajes en sus letras, con una elaborada y personalísima mezcla de estilos e influencias. Es cierto que han partido de lo que ya estaba inventado (los Beatles también lo hicieron), pero su originalidad es tal que nos permite hablar de un nuevo enfoque. ¿El secreto? En su música prima la expresión artística, y no las directrices comerciales. Arte sonoro nacido de un genuino deseo de expresarse, sin concesiones a lo comercialmente correcto. La respuesta ha sido masiva. Millones de fans agradecidos en todo el mundo han aclamado esta propuesta, demostrando que la gente sabe apreciar lo bueno si alguien tiene el valor de hacer llegar buena música sin esquemas comerciales a sus hogares. Coincido con Alvaro en que el cambio es posible, y Muse es un claro ejemplo.

Pero... ¿dónde hay que buscar? Una de las mejores cosas de Internet, desde el punto de vista musical, es que cualquiera puede comprar la música que desee, no la música que le dicen que tiene que comprar. Antes, la oferta estaba limitada a lo que se publicaba en los medios de comunicación y las tiendas de discos en formato físico. No había más. Ahora, la oferta es amplísima, y aunque ha superado a la demanda, en la red tienes cualquier tipo de música que te pueda apetecer. Profesionales y aficionados comparten un espacio global abierto a todo el mundo. Los nuevos Beatles, los nuevos Kraftwerk están ahí, pululando por Internet. El inconveniente es que podemos pasar a su lado sin ni siquiera darnos cuenta de que están allí, simplemente por hacer click en un enlace y no en otro, tal es la dificultad de distribución que muchos artistas y bandas tienen actualmente. Pero no hay que olvidar que esta dificultad se debe a unas multinacionales que copan el mercado, asfixiando a las nuevas iniciativas. Es mejor visitar la red, si buscais nuevas experiencias.

De modo que no tengo una respuesta a la pregunta. No sé si se muere la música. Lo que sí tengo claro es que la música comercial sí se está muriendo, suicidandose poco a poco con su intransigencia mercantilista y su feroz endogamia. Su supervivencia depende de las propias multinacionales. Seguramente siempre existirá, pero tal vez ya no sea el motor que mueva el mundo musical dentro de algunos años, y tal vez la rigidez mercantil sea sustituída por mentes más flexibles e innovadoras que aportarán su propio concepto de la comercialidad, apostando por una música más comprometida con la estética y la calidad, que busque otras formas de expresión, que sepa electrizar a una sociedad anestesiada con benzocaína musical. Quizá nuevas métricas en la composición, o diferentes combinaciones de instrumentos, o un cambio en la expresión de la armonía... Todo un campo abierto por delante que deje sin sentido el dicho "todo está inventado", un tópico que debe ponerse en cuarentena en previsión de lo que vendrá. Ya estamos viendo ejemplos de artistas y bandas que han encontrado el éxito sin contar para nada con un contrato. Por definición, un artista sin contrato multinacional es un artista libre, en la actualidad. Veremos si la nueva ola de la telaraña digital toma el relevo y aporta nuevos aires...


 
Muse: United States of Eurasia + Collateral Damage


Comentarios

  1. Amén, Pablo. Este es un tema duro y complejo y lo has bordado concienzudamente. Cuando hablábamos ese día cerca de mi otro estudio (recuerda que estuvimos en los Estudios Saloon, no en los Kitchen) comentábamos este asunto y es cierto que Muse podrían ser los abanderados de una auténtica revolución...que no va a tener lugar.

    Mientras el establishment musical se siga forrando (por mucho que lloren siguen ganando una burrada de pasta al año) no habrá cambios.

    En los 50, 60, 70 y 80s los implicados alrededor (o debería decir subidos encima) de los músicos aún mantenían una perspectiva "romántica" de la música. Ahora se la pela.

    Antes la pregunta era ¿puedes sorprender y vender?

    Ahora es: ¿vendes y me sales barato? Y lo último es importante, por eso todo va enlatado, todo suena igual y a los que amamos la música todo nos importa un bledo.

    ¿Ha muerto la música? ¡¡Dios, NO!! Mientras haya bandas como Dream Theater, Fates Warning, Riverside, Muse y un largo etc. para mí no habrá muerto.

    ¿Y la música comercial? Esa sí. Es un zombie, está muerta pero su cuerpo aún no lo sabe. Su espíritu murió en los 90.

    Y lo dejo ya, que si no el comentario va a ser más largo que el fantástico artículo que nos has regalado!!

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    Respuestas
    1. Así que, ¿los estudios Saloon? Jajaja!!

      Pues puedes seguir el comentario todo lo que quieras, jeje, que tú y yo ya hemos tenido unas cuantas conversaciones acerca de este tema... estoy de acuerdo en que la revolución no va a llegar a través de Muse, por muy importante que esta banda sea. No es una revolución, pero sí una prueba evidente de que el cambio es posible. Tal vez más adelante, cuando la escena musical haya cambiado algo.
      Siguen forrandose, desde luego, a pesar de lo que dicen. Y sacarían más pasta si publicaran música de mayor calidad (ley de oferta y demanda, no hay más).
      Me gusta mucho tu pregunta ¿puedes sorprender y vender? Define perfectamente la filosofía de la antigua industria, y también la segunda, resume todo a la perfección...
      Claro, la música no muere... mientras haya Dream Theater, Muse, etc. etc., habrá aire fresco, pero ¿a nivel global? Eso está por ver...

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  2. Muy bueno sobretodo el mensaje final. Ademas esto guarda mucha relación con el concepto de nuevas músicas, el querer decir algo con otras palabras, el utilizar nuevos medios de expresión no se es esperanzador saber que la música es inagotable y las radioformulas prescindibles.

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  3. Es triste reconocer la verdad de casi todo lo que se dice sobre la música.

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  4. Hola Pablo. ¡Siempre que paso por aquí me digo que debería hacerlo más a menudo!

    Me ha gustado mucho la entrada. He pensado muchas veces en esto mismo que tratas, sin llegar a ninguna conclusión clara.

    Creo que el problema radica en el nuevo estado de cosas impuesto por internet y por los medios técnicos de reproducción y copia. ¿Acaso si apareciera ahora un grupo equivalente a los Beatles -genial, rompedor, etc..-, tendría el mismo éxito universal que ellos? Me parece imposible. Primero, que aunque llegaran a existir, fácilmente pasarían desapercibidos en medio del "ruido" gigantesco de internet. Segundo, que, por la misma razón, hacerse notar hoy en día parece más una cuestión de suerte que de trabajo bien hecho (componer un soniquete afortunado en el momento preciso.. ahí tienes el Si eu te pego de las narices). Tercero, que en esta situación, invertir tiempo y dinero en un grupo para darlo a conocer resulta bastante arriesgado. Y finalmente... que aunque tal grupo surgiera, difícilmente aguantaría mucho tiempo en al aire, vista la actual mentalidad insaciable en la que cualquier cosa parece perder su valor al poco de existir.

    En cualquier caso, los vivientes tendemos siempre a pensar que nos encontramos al final de la historia, y evidentemente nunca es así. Algún día se darán condiciones más propicias para la aparición de la música, aunque nosotros no las veamos.

    Un abrazo

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  5. Más allá de las multinacionales y sus culpas... creo que deben mirar más a Latinoamerica y toda su creatividad cultural.

    Yo creo que que la capacidad creativa (en todo) es inversamente proporcional al confort.
    Ahora gracias a la crisis de España han tenido que ser más consciente de todo y apelar a la creatividad.
    He visto y veo todo el tiempo artistas españoles y realmente la mayoría no tiene nada que decír, palabras vacías...
    Además cualquier bandita que sea de origen anglo, les encanta, aunque no haga nada nuevo...

    Yo creo que el oído se educa... y hasta que no dejen de darle la espalda a la creatividad latinoamericana, seguiran sin encontrar su rumbo.
    No es porque sea superior... pero América te conecta a la tierra, a uno mismo, eso sumado a la falta de confort y los problemas sociales, hacen que tus vivencias sean reales y luego tengas algo que decir con contenido.

    Lo bueno tarde o temprano encuentra un camino...
    el tema parte de como vivis la música, si como un entretenimiento o como una expresión artistica?



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  6. Invito a los que hicieron este estudio... que lo hagan con la música de Uruguay, lugar en que, no esta bien visto que tengas una banda y que se parezca a otra. De hecho se castiga la no creatividad.

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