Clásicos Imprescindibles: Francis Poulenc - Les Animaux Modèles

Una nave espacial alienígena orbita lentamente alrededor de la Tierra. En su interior, el Comandante Supremo, rodeado de su séquito, contempla el planeta azul serenamente a través del cristal. Gira una de sus cabezas hacia sus acompañantes, que se agitan inquietos. A una señal convenida, el Comandante vuelve su mirada a la Tierra, y con voz vibrante dice:

- Reunido el Consejo Mayor, se dicta sentencia contra la Humanidad. Después de las deliberaciones oportunas, hemos encontrado a esta raza culpable de los siguientes cargos: avaricia, egoísmo, soberbia, decadencia, estupidez, codicia, ruindad, violencia, ignorancia, fanatismo, intransigencia, totalitarismo, mezquindad y traición. Por todo ello, disponemos que la Humanidad sea condenada a perecer, sentencia que se hará efectiva de inmediato mediante el método del rayo ultra-cósmico.

El Comandante volvió a mirar al Consejo. Sus miembros hicieron vibrar sus membranas en señal de aprobación. Lentamente, levantó la tapa del disparador, y apoyó delicadamente uno de sus palpos en el botón de encendido. En un segundo, la raza humana dejaría de existir.

- ¡Alto, detengan la ejecución! – chilló una voz a sus espaldas.

El Comandante se volvió con aire colérico.

- ¿Cómo te atreves a interrumpirnos? – bramó.

Era el emisario del Parlamento Universal. Sus branquias se agitaban frenéticamente, sus pseudópodos vibraban y sus cloacas respiratorias exhalaban plasma carbónico. Apenas podía hablar, tal era su extenuación.

- Tengo un mensaje del Parlamento: tienen que detener la ejecución – susurró casi sin aliento.

Un murmullo de perplejidad inundó aquella sala. El comandante habló con acritud.

- ¿Y qué es tan importante, si puede saberse, que pueda detener la sentencia del Consejo?

El emisario se tomó unos segundos para responder. Todo su cuerpo estaba muy alterado por la excitación y el esfuerzo.

- El Parlamento ha interceptado y grabado una emisión radiofónica procedente del planeta Tierra. Dado que la Humanidad es la única raza del planeta que puede emitir ondas de radio, el Parlamento ha decidido que el mensaje es obra de humanos. Y, después de escucharlo, nos ha ordenado que suspendamos la ejecución, que se anule el veredicto y que se dicte Decreto de Perdón para la raza humana.

El Comandante, perplejo, no sabía cómo reaccionar.

- ¿Qué contiene el mensaje? – preguntó secamente, al fin.

Por toda respuesta, el emisario extrajo un diminuto objeto de sus sacos abdominales y lo introdujo en una de las ranuras del computador de la sala. Inmediatamente, todos los allí reunidos escucharon esto:





... Y así fue como la Humanidad se salvó de una muerte horrible. Todo gracias a Francis Poulenc (1.899 - 1.963), que en 1.941 compuso Les Animaux Modelés.

Ya le estais dando las gracias.



Comentarios

  1. Joder, me dan ganas de perdonarnos a nosotros mismos, eso que cada vez pierdo más la fe...una belleza ésta música. Parece mentira que conozcamos sinfonías como la del Nuevo Mundo de Dvorak pero que esta obra maestra se me haya pasado por alto. Soy un inculto, leches!! Gracias, Pablo!!!!!

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  2. ¡¡¡Increíble!!!
    Me encanta la publicación, es enormemente original, introduces varias temáticas en un solo texto y con una música de fondo que a la vez es justificación de la historia, ¡preciosa combinación de ingredientes!
    Aunque el hilo conductor es la música de Poulenc (maravillosa, no le conocía), también te has decidido a introducirla bajo la "excusa" del ajusticiamiento a la raza humana, que en principio parece lo principal.
    Felicidades por lo original y lo auténtico de la entrada, señor Búnker, enhorabuena, y a seguir inventando y soñando!!!

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  3. Genial, original, estimulante, estratosférica, homérica y sideral presentación de Mr. Crow. Es lo mejor y lo más divertido que he leído en mucho tiempo. Aunque quizás, el final que hubiera escrito yo, habría variado algo.
    Sin dudarlo, el "salvavidas" de la humanidad hubiera sido "Musica para el Búnker" y su administrador, Mr. Crow, hubiera sido inmediatamente propuesto para formar parte del Parlamento alienígena. Claro, Mr. Crow, hubiera tenido que dejarse crecer algunos pseudopodos, pedipalpos o cloacas respiratorias apropiadas para no desentonar entre tanto filamento gelatinoso.
    Felicidades, Pablo. Me ha encantado leerte. Eres un talento cósmico. (En serio). Un saludo para toooodos. Mª Ángeles.

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  4. Muchas gracias a los tres por comentar!!

    Alvaro:

    Pues sí, a pesar de que la fe en la Humanidad va decreciendo poco a poco, hay muchas cosas que nos pueden salvar del rayo ultra-cósmico... por otro lado, no quiere decir para nada que no conocer esta obra es de incultos... más bien es una obra poco conocida, sobre todo comparandola con la del Nuevo Mundo, que es algo así como de cultura general!! ¿inculto? ¡qué va!

    iNere:

    Muchas gracias, si no conocías a Poulenc, siempre estás a tiempo. Qué mejor excusa que ponerlo como el "gran defensor" de la causa humana, a través de un relato super-corto, jejejeje!

    Mª Angeles:

    Vaya! Que comentario tan bueno! Gracias. Realmente ya formo parte del Parlamento Alienígena. Fui yo quien emití la música al espacio exterior. De tanto estar delante del ordenador me han salido pedipalpos y pseudópodos, amén de otras mutaciones genéticas que te llevan a cometer locuras como administrar blogs musicales y cosas por el estilo. Perdido para la Humanidad, desde luego. ;o)

    Un abrazo!!

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